7.1.10

la desindividualización de las almas dobles

Ese recuerdo de tiempos ya no está, nunca sabido así el frío del poderno. De no poder sí, de tomarte y retomarte, besarte, tragarte. Sín besos, no versos. No eres tu a quien toco, ciñado no soy yo sin tí, no soy nada en todo esto.

Nunca había sentido en esa voz tanto silencio, soledad, olvido. Dejame callarte, silenciarte para oir, nunca en tí el cuerpo pesado, me desdoblo, nunca en tí el canto. A pesar de tus defectos, a pesar de mís defectos. Mala combinación de voces, recibiente de saberes llanos. Dime ahora dónde estás que no paras. Dejame silenciarte entre tanto ruído, entre tanto sonar, mío.

Soy tus ojos verdes, que fueran siempre, que ya no son, eres, tú, siempre y otros. Prefiriendo ser yo que ser tú, entre tantas veces.

Es sin suerte esa muerte sin verdad, sin acumulado dicho, no soy yo ya. Me he enamorado de ese intento tuyo, de ese desear apasionado, del intentar uno a uno actos, burdos, sacrificados.

Me he dado cuenta entonces a ratos, me he bebido en tus intentos primarios y ya no soy yo quien quiere.

Dejame decirte en velas, verte agotado, desvalido, saberte entre mis sueños, tibios de ignorancia y poca razón. Que hoy perdido encontrado. Ya no me busco me extraño. En este camino uno.

De la mente que reclama, que te excusa exaltada, como sin querer decir bajo. Dejame callarte en todos, tragar tus sonidos, tu oculta parte. Develarte en esta noche fría sólos, campo de guerra, plastico y frío. Blanco, cuartos, departo. Eres tu quién no me oye.

--Mientras tu vivas tus días nuevos para mí de la desindividualización de las almas dobles.

Mientras todos mis días son nuevos para tí, mientras tu dices lo que nadie dice... mientras la oración no me enoja, ni acorrala tus cabellos, o la presión me miente al saberte aquí, o cuando tu mente repite en corto y se endialóga consigo misma.

No hay comentarios: