8.12.08

Te lo digo a tí Pedro...

Se me murió Boga.

Ayer lloré, no pude decirle a Carlos que había llorado, la muerte de Boga me impactó mucho; le dije que me sentía mal y no sé, nada más.

También leí el correo de Lucy, sus despedidas 1 y 2. Parece que para ese tiempo fuí algo que la afectó mucho y entiendo que la percepción de algunos para otros es muy desértica. Espero que me le haya muerto también a ella. No por mí.

También se me murió Alex. (No literalmente, pero sí, se murió, y juro que yo no lo he matado)

Tengo tantos miedos que no podría ni siquiera (ni quísiera) enumerarlos.

Me repito. Todo está bien. ¿Y sabes qué?. Creo que cuando me lo digo me lo creo, me refiero, cuando alguien me da ese apoyo me da un sentimiento de desolación y ganas de llorar, me chiquiteo. Pero cuando me lo digo yo, no sé, a veces pienso que no tengo nada que ocultarme, ni por que mentirme. Así que si creo que voy a estar bien, me reconforto (No creo que la gente tenga porque mentirme, ni ocultarme nada, son cosas diferentes).

No quiero que pienses que estoy deprimido o algo, o que me voy a morir de tristeza ni que creo que todo está mal. Muy al contrario, me siento muy bien. Pero sí me doy cuenta que tengo mucho miedo. Se me hace de lo más normal.

Tengo ciertas y varias teorías sobre los flujos en la comunicación. El principal es que ciertamente no existe. También tengo ideas muy esclarecidas de lo que el arte es. Principalmente es que uno hace el arte y no sólo al producirlo, al consumirlo uno lo produce. En esté axioma caben todas y cada una de sus fases. Uno es el arte todo el tiempo. Claro que pretendo cuando escribo escribirme a mí mismo en ese monólogo interminable.

Ahora entiendo que lo que te roban las palabras es sin lugar a dudas la posibilidad que otro se haga del arte en las palabras propias. Puntos de vista. También lo entiendo. Y más que nada, estoy seguro que estoy totalmente equivocado en todas y cada una de mis concepciones totales. El nihilismo me lo hago té y me lo tomo en tardes.

No trates de esclarecerme, quédate con lo que te dé, con lo que te den mis palabras, o mis silencios. Ahora no tengo problema de explicarme en mil partes, pero tengo por seguro de que no lo lograré nunca, así que ya no es una más de mis pretensiones ansiosas.

Y que soy yo sino lo que me queda de mí.

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